jueves, 4 de junio de 2015

MAPA CONCEPTUAL

Lectura, “Contra el reloj”


CONTRA EL RELOJ

Trabajar de noche es un hábito que tienen miles de colombianos. Muchos de ellos son verdaderos “adictos al trabajo”, que encuentran en el medio laboral el placer y la gratificación que no hallan en otro ámbito de su vida. Pero la inmensa mayoría lo hace por miedo a perder su empleo.

Esto se debe, quizás, a que muchas empresas miden la productividad según el número de horas laborales. Son compañías que ven con buenos ojos a los empleados que se quedan trabajando mas allá de lo “normal” y con muy malos a aquellos que se van a tiempo.

Suelen premiar a quienes se quedan después de la hora de salida y criticar a los que se marchan cuando el reloj marca las seis.

Uno de los problemas que se derivan de este tipo de conducta es la generalización del llamado principio de Parkinson. El principio, formulado a mediados del siglo pasado, sostiene que “las personas se toman tanto tiempo como dispongan”. En otras palabras, que si un trabajador dispone de todo un día para realizar una actividad empleara todo el día para la ejecución de la misma. El resultado: se alarga el café a media mañana, se extienden las conversaciones personales, se prolongan las llamadas telefónicas y se emplean tiempos intermedios para realizar transmites o compras.

En lugar de aumentar el ritmo de trabajo alargando el horario, las empresas logran el efecto exactamente contrario. Un estudio de la Organización Internacional Del Trabajo (OIT) demuestra que trabajar más no significa trabajar mejor.

El informe indica que el número de horas promedio laboradas por los empleados de un país no constituye un indicador para medir la productividad. Por el contrario, muestra como las largas jornadas de los países latinoamericanos y asiáticos contrastan con las de los países industrializados, en donde no solo trabajan menos horas sino que poseen niveles de productividad laboral mucho mas elevados.

Tomado de la  Revista Semana, número 1009,3-10 de septiembre de 2001, p. 76.













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